Millones de niños regresaron a clases con insomnio

Algunas de las consecuencias de no dormir lo suficiente van desde depresión, ansiedad, o el desarrollo de enfermedades como diabetes o hipertensión

Después de las vacaciones de invierno es común que aparezcan trastornos de sueño en las infancias, por lo que los especialistas advierten que esta problemática deriva en padecimientos como depresión, ansiedad, aumento de peso, cansancio, falta de concentración, daños en la memoria, entre otros.

El psiquiatra y subdirector del hospital psiquiátrico Dr. José Torres Orozco, Edgar López, refirió que “la adecuada higiene del sueño nunca se ve tan alterada como en las vacaciones, ya que salir de la rutina habitual altera todo. Descuidar las horas de sueño puede desencadenar trastornos como la depresión y ansiedad o bien agravarlas y en los más pequeños traer problemas de insomnio”.

“El sueño es fundamental porque es un tercio de la vida, cuando éste se altera tiene un impacto a diferentes niveles, tanto al nivel del cerebro, como a nivel del corazón, hormonal, es decir, las afecciones por no tener un buen ciclo del sueño, causan repercusiones a diferentes niveles; se ha visto que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, también que el sistema inmunológico se altera por lo tanto nuestras defensas pueden estar más bajas si no dormimos el tiempo recomendado”, señaló Edgar López.

Establecer horas fijas para dormir y despertar, cenas ligeras, consumir pocos líquidos después de las 7 de la tarde y evitar el uso de pantallas de televisión y celular al menos una hora antes de ir a la cama son algunas de las recomendaciones de los expertos para una adecuada higiene del sueño.

Por medio de un informe el responsable de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, Rafael Santana Miranda, también advirtió sobre el abuso en el uso de dispositivos móviles y la adicción a las redes sociales que siguen acaparando la atención y el tiempo de las personas hasta altas horas de la noche, sacrificando horas de descanso y de sueño.

Rafael Santana subrayó que el promedio ideal que debe dormir una persona adulta para alcanzar un sueño reparador y un descanso óptimo es de entre 7 y 8 horas diarias; la situación varía de acuerdo al grupo de edad, los recién nacidos llegan a dormir hasta 18 horas al día, las niñas y los niños de edad preescolar deben hacerlo entre 11 o 12 horas diarias, en tanto que los adultos mayores entre 5 y 6 horas, en promedio.

Las consecuencias en la salud de las personas que padecen serias restricciones del sueño van desde episodios cada vez más frecuentes de cansancio y fatiga, pasando por trastornos agudos de insomnio y ansiedad, hasta el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión, alteraciones cardiovasculares y obesidad.

Por otra parte, la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Yoaly Arana Lechuga mencionó en un boletín que en nuestro país casi mil personas fallecen al año por trastornos asociados al sueño.

La también encargada de la Clínica de Trastornos de Sueño de la Unidad Iztapalapa señaló que las consecuencias en la salud derivadas de este fenómeno son severas y representan un gran problema a nivel mundial, que durante la pandemia por COVID-19 se incrementó de manera exponencial.

En el caso de los niños y adolescentes, advirtió que este grupo están durmiendo mucho menos de lo que debería, pues un niño de preescolar necesita entre 15 y 16 horas; uno de entre tres y cinco años, 14 horas; uno de entre seis a 13 años, 12 horas, y quienes están entre 14 y 17, 11 horas.

“Los estudios que hemos hecho en la Clínica indican que los adolescentes restringen su sueño entre dos y tres horas por noche, lo que puede conducir a problemas escolares, de hiperactividad, atención, memoria e intolerancia, que muchas veces se confunden con otro tipo de diagnósticos”, destacó Yoaly Arana Lechuga.

Con información de Yesenia Magaña / Abraham Méndez

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